Un nombre para el IPAT

 

UN NOMBRE PARA EL IPAT

La  posibilidad de que los Institutos de Formación Docente y Técnica en arte puedan  proponer nombres que los represente, nos ha permitido indagar en la vida y la obra de muchos artistas de la región que han sembrado con  su creatividad y obra dejando huellas sobre las cuales hoy transcurre la educación artística en nuestra Ciudad y la zona.

Cumplidas las etapas previstas ha surgido un nombre que seguramente ennoblecerá a nuestra institución:

                             CARLOS ALLENDE

 

                                                             León que en sus cubiles de granito

                                                           deja la impronta de su garra cada día 

 

                                                   Del poema “Al maestro Carlos Allende

                                                  por el poeta santafecino E.Barroetaveña

 

 El artesano

       Carlos Alfonso Allende nació en campos de Ayacucho, en hogar de cautivante ascendencia criolla., el 10 de octubre de 1910.

  Tras unos pocos años de escolaridad, se conchavó como peón alambrador.

  Luego ingresó en un taller de Herrería donde adquirió el oficio del que nunca se desprendió del todo

  Radicado en Tandil en enero de 1939, con su hermano Alberto y el herrero Julio Timoteo Marquina crearon una sociedad con la que iniciaron en la Argentina la primera fabricación de cuchillos forjados. En 1947, forjaron los floretes que utilizó la representación argentina en el Torneo   Internacional convocado para celebrar el 50ª  aniversario del Jockey Club de Buenos Aires.

 Ya retirado de la fábrica que fundara, montó en los fondos de su casa de la calle Chacabuco una herrería, desde la que siguió fabricando cuchillos, a las que agregó espátulas de pintor que fueron muy codiciadas por los artistas del país que la conocieron y admiraron. Pero también modeló en su fragua artísticas realizaciones como lámparas, respaldos de cama, rejas, balcones y otros elementos de alta decoración.

 

  El artista

 

   Pero ese paisanito que peonaba en los campos, ya había sido cautivado  por la magia de las formas y con ramas de durazneros silvestres y un cuchillo tallaba formas humanas en las pausas de su tarea.

   Aquel  entretenimiento de su soledad chacarera, se trocó en Tandil en una nueva experiencia: repujar figuras humanas en chapas de hierro.

  En esas y otras búsquedas, trabó amistad con el artista Ernesto Valor, el maestro paisajista. Aquella relación –que se prolongó más allá de los dictámenes de la Muerte- puso en manos de Allende los complementos teóricos que le faltaban a su formación plástica.

  Fue Valor quien le prestó libros de anatomía artística que terminaron haciendo de él un devoto de los altos cánones sancionados por los griegos.  Con su amigo aprendió a dibujar, se familiarizó con  el nombre de todos los músculos humanos y –al decir de Ingres- fue amigo de todos ellos, pero al revés del neoclásico francés, él sí sabía sus nombres.

El autodidacta

  Allende fue- por sobre todo- un autodidacta desde la cuna. Y como tal,  abrevó en cuantas fuentes tuvo a su alcance.

  Lo que no aprendió espontáneamente lo adquirió en los libros y en la observación. Y lo que no, en la infalible metodología de Prueba y Error, conducido por su intuición.

 Así, tras haber modelado el barro y el yeso y tallar el mármol, eligió el casi no transitado camino del quebracho y el del granito tandilense.  La dureza de ambos y sus vetas dispares y casi ingobernables,  lo desafiaron y  sedujeron.

 Ad astra per aspera  pudo ser el lema de su escudo si hubiera sabido latín y de haberse rendido a la Heráldica.

Temática obsesiva

  Su sangre (forma presuntuosa con que fingimos enmascarar los dictámenes de la cultura popular que no se aprende en los libros, pero se absorbe en la Vida) le imprimió dos temáticas casi obsesivas: la criollez de las llanuras y la fisonomía interior de lo que hoy nominan “pueblos originarios”.

  Como si hubiera nacido en la pampa del siglo XIX y en su frontera entre la  pretensa “civilización” y lo que por entonces se denominaba “el Desierto”, registró sus rostros con implacable precisión psicológica y, sin habérsele revelado el ADN nativo, sistematizó pómulos agresivos, comisuras labiales herméticas, miradas entre socarronas y soberanas, señoríos hidalgos de la soledad bonaerense y arrogancias de la cultura hirsuta en lanzas de remotas tolderías.

   Esa insatisfacción que marca a los autodidactas lo impulsó a aprender la lengua mapuche  -y hasta la conversaba con cierta fluidez- no sabría decirse sí sólo por curiosidad o por la secreta utopía del que, sabiendo cómo hablaban, comprendería cómo sentían para expresar en sus gestos petrificados la hondura de su drama existencial.

 

 Su huella artística

   Varias son las obras de Carlos Allende que fueron erigidas a la consideración y disfrute de las gentes. Hay dos espléndidas cabezas que flanquean y custodian su ingreso en el Museo Municipal de Bellas Artes.

 Una es la cabeza de un criollo que inmortaliza la sabiduría esencial. La otra es una indígena pampa, talladas en granito, tan altivo como ella misma.

  Frente al predio donde Juan Fugl, sembró por primera vez el trigo y moliéndolo en su molino, amasó su harina y horneó el primer pan de los tandilenses, se yergue, también tallada en granito de estas sierras, la figura del pionero dinamarqués, esculpida por Allende.

  En el ingreso principal de la ciudad, sobre la avenida Espora, -como quien, cumplida su misión  de dominar la pampa, regresa al  pago devenido en urbe – se yergue el monumento ecuestre del gaucho, concebido y modelado por él, y fundido con bronces de la Patria en el Arsenal “Esteban De Luca”.

  También custodian algunas de sus obras, la mencionada casa de Bellas Artes, y  el  Museo Histórico y Regional de la institución tradicionalista Fuerte Independencia. De este último fue su promotor, organizador y primer Director.

 

 Las huellas que perduran

  ¿Dejó discípulos?  Quizá lo traicionó esa injusta minusvaloración con que los autodidactas  esconden sus atributos, que con ser múltiples y multifacéticos, no son académicos y juzgan siempre insuficientes. Esa fue la razón, y no otra, por la que jamás dijo sentirse capaz -¡él tan luego!…-de cubrir la cátedra de Escultura  que le propusieron en los años fundacionales de lo que nació como Centro Polivalente de Arte de Tandil.

  Pero como una metamorfosis de la justicia,  a la sombra de semejante magisterio virtual que rebasó los límites aldeanos y provinciales, otros docentes del arte han venido en pos de su huella, para elegir uno de sus dos materiales predilectos, el granito de las sierras tandilenses, con el que han comenzado a transmitir, desde el IPAT, los pródromos que estaban implícitos en aquel mandato allendeano:  el arte tridimensional –volumen y espacio- como expresión y como servidumbre del mensaje que contienen el acontecer pampeano, su historia, y el espíritu de los que habiendo sido sus pobladores pioneros, hoy son apenas su desmemoria descarnada.

   En otras palabras: ecuménica visión del homo sapiens que se erige en el propio retrato del paisaje que habita y lo modela.

   ¿Universalidad tostoiana de la aldea de cada uno?

   ¿ Démeter pampeana, Pacha Mama universal?.

   ¿Sagrado Vientre cohabitado entre Yocasta y Cornelia?

 

   Los historiadores, los sociólogos, los antropólogos, los expertos de la psicología social, sólo palpan, explorando digitalmente su epidermis.

  La Verdad yace en su vientre. Hay una verdad que aloja la piedra.

  Y sólo la penetran –como Edipo o como Apolo- los artistas.

  Ellos vencerán a la Esfinge, porque conocen la esencia de su enigma.

 

:Datos biográficos

> de Carlos Alfonso Allende :

 

*Nació en Ayacucho el 10 de octubre de 1910

*Murió en :Tandil el  8 de octubre de l979

*Se radicó en Tandil en  enero de 1939.

*Creó la Fábrica de cuchillos La Movediza, con su hermano Alberto y

 su socio Julio Timoteo Marquina, en  Febrero de 1942. Fue la primera fábrica de cuchillos de hierro forjado de la Argentina.

*En  1947, forjaron los floretes para la representación argentina en el Torneo

  Internacional convocado para celebrar el 50ª  aniversario del Jockey Club

  de Buenos Aires.

 

Principales monumentos de su autoría

   *Monumento a Juan Fugl inaugurado el 24-de setiembre de1964

                             (con la presencia del entonces Presidente Arturo U. Illia

                                                       y la Princesa Margarita de Dinamarca)

    *Monumento al Gaucho inaugurado el 4-de abril-1973

                              (Sesquicentenario de la fundación de Tandil)       

    *Gaucho e India Pampa, tallas en granito

                                                             Custodian la entrada del Museo

                                           Municipal de Bellas Artes de Tandil (1953)

 

   * La Ciencia Médica  Relieve de rostro y copa rodeada por una serpiente en piedra blanca

                                          (Entrada Clínica Modelo 8-de marzo de 1948)

 

Principales obras premiadas

 

 *América, talla en granito

                                         (Mención honorífica en el 42º salón Nacional de

                                                                                    Artes Plásticas 1952)

*El Faraón talla en granito.

                            ( Premio Nacional “50º aniversario Artes Plásticas

                                                                                Argentinas” 16-9-61)

 

 

Cabeza india, tallada en granito.

Custodia la   entrada del Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil

 

 

 Criollo, talla en granito, en la entrada del Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil

 

 

Monumento al Gaucho, emplazado sobre la avenida Espora en la entrada principal de la ciudad de Tandil

 

 

 

 

 

 

 

 

 Monumento al pionero danés Juan Fugl, tallado en granito tandilense